Cuando el corazon de Maradona se detuvo las calles de Buenos Aires enmudecieron. En el silencio latia un sentimiento colectivo dificil de explicar. Se iba el crack que se elevo desde el barro a la cima. El jugador tocado por "la mano de Dios" que licuaba la sangre de San Genaro. El amigo de Fidel que vestia abrigos de piel. El hombre que desafio a los poderosos sin renegar de su origen. El adicto que reconocio sus errores porque "la pelota no se mancha". El fantasma de si mismo que nunca se rendia...